¿El líder nace o se hace?

Esta es una de las preguntas más repetidas a lo largo no solo de la Psicología de las Organizaciones sino también en todas aquellas formaciones que llevamos a cabo sobre distintas Soft Skills. Y justo es uno de los debates abiertos que continúa planteando dudas y más dudas. No obstante, si hoy me pidieras que me “moje” lo haría encantada y te diría que EL LÍDER SE HACE. Todas aquellas habilidades y competencias que muestra un líder a lo largo de su desempeño profesional, son aprendidas, eso sí, algunas tan pronto en su vida que cree haber nacido con ellas. 

Partiendo de esta premisa me gustaría darte algunas justificaciones prácticas de este punto de vista. 

¿CÓMO PODEMOS JUSTIFICAR ESTA POSICIÓN: “EL LÍDER SE HACE”?

– Si el líder naciera, sería un “líder” en cualquier organización, momento o contexto: en nuestra experiencia tenemos muchos ejemplos profesionales que muestran que esto no se corresponde con la realidad. Podría ponerte distintos ejemplos de profesionales que han sido capaces de liderar hábilmente una empresa y hacerla desarrollarse, crecer, o incluso recuperarla de situaciones muy adversas, y en cambio pasan a liderar otras empresas y sus resultados no son nada positivos. También encontramos ejemplos a la inversa, es decir, líderes que fracasaron en un contexto y que en cambio son capaces de liderar con maestría en otros contextos. Si el liderazgo formara parte de nuestros genes, esto no ocurriría.

– Muchas veces las justificaciones de que el “el líder nace” se basan en la idea de que posee gran parte de sus cualidades desde la infancia y se justifica con afirmaciones del tipo “si es que desde muy pequeño se le veía liderar en el colegio”. Esta idea está obviando que nuestras habilidades empiezan a desarrollarse desde el mismo momento del nacimiento (o incluso antes), es decir, cada persona que se acerca a nuestra cuna, cada persona que nos lee un cuento, cada profesor que nos acompaña en nuestros primeros años de vida, o cada persona de nuestra familia que interactúa durante esos primeros meses, nos va marcando de algún modo. Esa práctica continua de habilidades desde nuestra infancia nos crea la falsa creencia de que hemos nacido así.

– Otra frase para justificar que “se nace” es la de “hay cualidades con las que nacemos que nos hacen líderes”, y una vez más la ciencia demuestra que este no es un motivo de peso. Es cierto que podemos nacer con un nivel de Inteligencia, entendida sola y parcialmente como “Coeficiente Intelectual”, es posible que podamos nacer con un temperamento u otro que nos puede llevar a desarrollar más fácilmente habilidades que nos faciliten el liderazgo, pero por suerte no se ha detectado todavía un gen que nos predisponga para ello por lo que cualquiera tendría al menos la posibilidad de desarrollar estas competencias.

Partiendo de esta posición, ¿significa que cualquier persona puede ser líder? Sí y no. Para poder responder a esta pregunta tenemos que saber que no todo el mundo quiere convertirse en líder ni mucho menos. Muchos profesionales disfrutan liderando su área de trabajo o liderándose a sí mismos, pero no tanto afrontando el reto de liderar a otras personas. Como punto de partida tendremos que encontrarnos con una persona que quiera realmente liderar y que además lo necesite de algún modo. A partir de ahí, tendríamos que continuar elaborando la lista de ingredientes para llevarlo a cabo:

  • Ganas de aprender y de romper parte de sus opiniones, visiones y creencias.
  • Capacidad de autocrítica para darse cuenta de que forma parte de todo aquello que quiere cambiar.
  • Constancia para mantenerse aplicando los pequeños cambios que le lleven a grandes transformaciones.
  • Actitud vital de mejora continua.
  • Resiliencia para fallar y aprender de cada uno de esos fallos.
  • Disciplina y trabajo.
  • Personas alrededor que puedan ser “observadores y testigos” de esos avances. 
  • Y el mejor formador, psicólogo, coach, etc. que le ayude a desarrollar todas aquellas habilidades necesarias para adaptarse a cada situación, contexto o incluso de cada persona de su equipo.

Y con todos estos ingredientes y mucho esfuerzo se puede llegar a obtener la etiqueta de “LÍDER”, eso sí, una etiqueta que tendrá fecha de caducidad si no continúas aplicando todos y cada uno de estos ingredientes.

Reme Egea
Reme Egea
Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto educativo "Con los pies en el aula", Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.

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