Otro más que se va de la empresa

¿Será posible? En poco tiempo es el segundo ingeniero que se te va de la empresa. Si a esto le sumamos los tres miembros del equipo directivo que se te han ido en los últimos meses, hace un total de 5 personas importantes en solo un año. Si a eso le sumamos los 4 ingenieros que se fueron el año pasado suma un total de 9. ¿Será posible? ¡El mundo se ha vuelto completamente loco!

TODO PASA POR UN MOTIVO

Puedes pensar que la competencia te los roba, puedes pensar que la gente es muy materialista y con 50 euros más que les ofrezcan al mes la competencia, es suficiente para irse. Puedes decirnos a todo el mundo que te da completamente igual el rodaje de gente que entra y sale en tu empresa porque el que entra hace malo al que se fue. Pero, ¿y si cambiaras tu perspectiva? ¿Y si fuera tu máxima oportunidad de aprendizaje? Este podría ser el primer paso para reinventar tu equipo o incluso tu empresa. ¡Es solo cuestión de atrevimiento!

¿TE ATREVES A DESCUBIR LO QUE ESTÁ PASANDO?

Eso justamente le pregunté hace unos meses al gerente de una empresa. Evidentemente su respuesta iba a ser “sí” aunque con ese “sí”, él no sabía lo que realmente le esperaba. Su equipo de trabajo tenía cambios de personal continuos, cada dos o tres meses algo cambiaba en el equipo, una salida y una entrada y en ese impass un equipo que no conseguía consolidarse ni a nivel personal ni a nivel profesional. Tareas y responsabilidades por cumplir, tiempo invertido en volver a transmitir aprendizajes a los nuevos y un ambiente que no era el más propicio para desarrollar sus proyectos.

Parecía que cada “fugitivo” huía por motivos distintos (al menos eso era lo que decían), pero no fue excesivamente difícil descubrir que todos tenían algo en común: “no soportar al jefe”. Consideraban que el jefe les hacía promesas que después no se cumplían, se sentían confundidos entre directrices contradictorias, se apuntaba los tantos positivos y les recordaba lo desastrosos que eran ante cualquier fallo, les pedía proactividad pero todo lo que ellos proponían tenía peros y un largo etcétera de motivos que les hacían tomar la decisión de huir.

UNA ECUACIÓN DOLOROSA

En ese punto empiezas a tener perfectamente clara la ecuación, pero ¿cómo decirle al jefe lo que nadie se ha atrevido a decirle en años?

Me senté ante él, y mirándole a los ojos, con contundencia pero con cariño le dije: “la parte buena de todo esto, es que ya sabemos dónde está el problema principal, ya sabemos dónde flojea realmente el equipo. Hay algo en todas las huidas que es común y además podría provocar unas cuantas más. El problema, en gran medida, eres TÚ”.

En ese momento cambia su sonrisa por una mirada dura, dolida y contundente. Parece extraño, pero justo en ese momento tan complicado empieza la posibilidad de cambio, empieza la comunicación en la que comenzarás a suavizar tus palabras pero el contenido girará en torno a un ser humano que necesita evolucionar si quiere mantener a un equipo de personas a su lado.

APRENDIZAJE VITAL

A partir de ahí empezó nuestro trabajo, un trabajo que durará meses, pero un trabajo que produce un cambio de perspectiva para siempre en la forma de analizar los problemas ya que si “tú eres parte del problema, eres parte de la solución”.

SOLUCIONES AL ALCANCE DE TU MANO:

¿Y qué soluciones tienes a tu alcance para aprender cuando fallas ante tu equipo? Te voy a dar algunas opciones que a mí, al menos, me han resultado útiles:

1. Entrevístate de manera habitual con tu gente para sentir el feeling general: puedes desarrollar el hábito de reunirte un par de veces al año con tus colaboradores. Aprovecha ese tiempo (en el que tenéis que conseguir que nadie os moleste) y descubre cómo se siente esa persona en su puesto, con sus compañeros, con su responsable, qué le gustaría cambiar de su trabajo.

2. Observa a tu equipo en situaciones distendidas: comparte con ellos momentos improvisados de comida, un café en la máquina, una simple charla en el ascensor o incluso una partida de pádel. Aprovecha cualquier momento de relax para ir descubriendo cómo se siente desempeñando su puesto de trabajo.

3. Dedícale unos minutos a esa persona que ha decidido irse de la empresa: Pregúntale que cambiaría de la empresa si fuera suya, qué es lo que más le gustó de su estancia en la misma, y lo que menos, dile que te encantaría aprender de tus errores por lo que te será muy útil que te diga qué habría cambiado de ti mismo. Si realmente se atreve, podrías aprender aspectos realmente interesantes sobre ti, tu equipo o tu empresa.

4. Piensa siempre que se vaya alguien, ¿podría haber hecho algo distinto que hubiera cambiado su decisión de irse? Seguro que encuentras algún aspecto que podrías haber hecho distinto y justo ahí es donde está tu mayor potencial de aprendizaje.

RETO DE LA SEMANA:

El reto de esta semana consistirá en preguntar a alguien que se fue de tu empresa o de tu equipo, cuáles fueron los motivos que le motivaron para tomar aquella decisión. Dile que simplemente estás en un proceso de aprendizaje, de mejora y que te encantaría aprender de tus errores y a partir de ahí lánzale unas cuantas preguntas: ¿Por qué te fuiste? ¿Qué tendría que haber sido distinto para que te quedases en la empresa? ¿Podría haber hecho yo algo de manera diferente? ¿Y la empresa en general? ¿Te alegras de haberte ido? ¿Qué ganaste al irte de la misma? ¿Perdiste algo? ¿Hay algo que realmente valió la pena de haber estado en mi equipo (o en mi empresa)? Si fuera tu propia empresa (o tu propio equipo), ¿qué harías de manera diferente?

¡Nos vemos la próxima semana!