Mi Dark Side, mi lado oscuro, mi debilidad

Si me vas siguiendo en los últimos meses (o años), ya sabes que mis posts aunque toque temas de liderazgo, de gestión de equipos y temas profesionales, siempre tienen un toque humano y personal que no falta nunca. Y es que en cierto modo es así como soy, humana y personal.

Aun así puede que este sea uno delos posts más personales que he escrito hasta el momento. Hoy compartiré contigo mi “Dark Side”, esa parte de mí que no suelo mostrar a todo el mundo, aquello que a veces escondes de una manera ingeniosa para no tener que dar explicaciones.

¿Tú tienes “Dark Side”? ¿De qué se trata? ¿Es superable?

Te voy a contar algo de esa parte mía. Pero será un secreto, algo que quedará entre tú yo, algo que igual te hace pensar, que te reta a trabajar con tu propia “parte oscura” si es que la tienes.

MI LADO OSCURO

Bueno, pues no voy a marearte dándole más vueltas. Mi “Dark Side” tiene que ver con mi belleza. No me preguntes cómo llegué hace unos cuantos años a esa idea de mi misma porque a veces casi no sé cómo responder. Lo único que sé es que siempre me he sentido una “chica fea” o un “patito feo” o como quieras llamarlo. Decirlo así, escribirlo de forma tan directa no te puedes ni imaginar lo retante que es para mí. Solo de pensar que en unos minutos le habré dado al botón de “publicar” y podrás tranquilamente leer estas palabras me incomoda tremendamente.

Y sí, es un lado oscuro, una gran sombra porque en momentos que necesito sentir toda esa confianza para llevar a cabo algunas cosas en la vida, en esos momentos en los que necesito sentir toda esa energía y dar un paso adelante, en momentos en los que necesito sentirme fuerte para afrontar algo, en esos momentos aparece esa idea con toda su fuerza…”chica fea, esto no es para ti” o “chica fea, ni lo intentes”. 

MOMENTOS DUROS

Te puedo asegurar que ha habido momentos en que ese Dark Side me ha impedido dar un paso adelante, que me ha hecho llorar dentro de un baño y que me ha impulsado a pensar en abandonar algo o en tirar la toalla…¡pero no lo ha conseguido! No sé qué es lo que sucede, pero siempre hay una fuerza dentro de mi increíble que en esos momentos me dice que lo superaré, que algún día ese lado oscuro se hará más y más pequeño, tan diminuto que llegará a desaparecer.

Igual, hoy me lees sorprendido o sorprendida, igual no entiendes como una simple idea hacia nosotros mismos nos puede complicar tanto la vida, pero yo te aseguro que cuando ese Dark Side crece durante años y años, cuando lo alimentas y le das la razón tantas veces (como yo siempre he hecho), es increíblemente paralizante.

TODO TIENE SU LADO BUENO

Pero toda parte negativa, tiene otra cara. Toda sombra tiene su luz. Todo Dark Side tiene su parte de reto. En este caso mi Dark Side me ha hecho ser cuidadosa con el “autoconcepto” de muchos otros y sobretodo me ha hecho retarme a mí misma de una manera sorprendente. Después de recoger fuerzas y valentía para ello, hace un tiempo me atreví con algo que me daba mucho respeto: una sesión de fotos. De la mano de Jessica Marasovic me lancé a las calles de Valencia y sintiendo todas las emociones que se pueden sentir juntas, nos pasamos horas y horas a ambos lados de la cámara. Ella detrás, yo delante.

Te puedo asegurar que hubo vergüenza, sensación de ridículo, una vocecita que me decía algo como “tú, chica fea, ¿qué haces haciéndote fotos?”, miedo, sensaciones extrañas pero también hubo mucho más: risas, situaciones divertidas, miradas extrañadas y curiosas, bromas, conversaciones con Jessica interesantísimas, disfrute, emociones, sensaciones, aprendizajes, reto, reto, y mucho de desafiarme a mí misma.

Al otro lado de la cámara estaba Jessica, alguien con una calidad humana desbordante, una canadiense disfrutando de jugar en medio de la calle, alguien sensible, con una facilidad para conectar con las personas sin igual, ágil, curiosa, con unos ojos que investigaban cualquier rincón que sirviera como escenario y reto, reto y mucho desafío también para ella.

Jessica detrás de la cámara, Reme Egea delante y el reto en medio de las dos. Instantes apasionantes, de esos que recuerdas mucho tiempo después… Pues ya está, sin más, te confesé una de mis debilidades, mi lado oscuro…un secreto confesado que me hace más vulnerable pero, ¿y qué más da?